Hablábamos, semanas atrás, de los beneficios del té frio. Para calmar la sed, para reponer los minerales perdidos con el sudor, para refrescarnos y sentirnos mejor. Pero, ¿Qué pasa con el Rooibos? Pues también, también se puede tomar frio, por el sistema de maceración fría o hecho en infusión caliente y enfriado. En este caso no importa tanto el método, ya que el Rooibos no se oxida tan fácilmente como el té. No resulta tan delicado, vaya. Aconsejamos, igual que con el té, utilizar aromatizaciones con presencia de cítricos o frutas tropicales, menta, etc. Cosas frescas. Y recordemos que una de las principales cualidades que han lanzado a la fama a los rooibos es la enorme cantidad de minerales que nos aportan al organismo. Sanísimo.